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Guía Bilbao


                                                                                                                                                                                                                               

Es el mercado tradicional más antiguo, importante y querido por los habitantes de Bilbao.

Casi 300 años antes de levantarse la iglesia contigua de San Antón ya existía en el mismo solar una lonja o almacén de mercancías fluviales. Cuando en 1300 don Diego López V de Haro, undécimo Señor de Vizcaya, otorgó Carta Puebla a los pobladores de la ribera del río Ibaizábal, la antigua lonja fue incorporada al recinto urbano recién creado.

El Mercado de la Ribera, ubicado junto a la Ría de Bilbao, gue y es una referencia comercial para toda la provincia de Bizkaia. Tiene entre sus muchos méritos históricos el haber sido reconocido en 1990 como el Mercado Municipal de Abastos más completo por el Guinness, siendo el más grande que existía en aquel tiempo en cuanto a número de comerciantes y puestos, así como el mayor mercado cubierto de toda Europa gracias a sus 10.000 metros cuadrados. 

En 1971 se inaugura Mercabilbao, centro de distribución de mercancías al fresco de Vizcaya, y el mercado de la Ribera deja de ser el centro de abastecimiento para mayoristas de la zona, pasando a dar servicio de "mercado de barrio" al Casco Viejo y a Bilbao La Vieja.

En agosto de 1983 sufre graves daños debido a las inundaciones que asolaron Vizcaya y su capital. Se aprovecha su reconstrucción para realizar una profunda reforma modernizando las instalaciones.

Posteriormente se iniciaron los trabajos de reforma definitivos encaminados a renovar su estructura, puestos y servicios para seguir siendo un referente comercial en el siglo XXI. 

21 millones de euros se presupuestó el proyecto, desde los primeros refuerzos de emergencia hasta la recuperación del ala de La Merced. El Ayuntamiento aportaba 13, los comerciantes 5,3 y el Gobierno vasco, 3.

La reforma, a aparte de corregir los graves problemas estructurales, ha implementado recursos de venta más modernos y ha supuesto un cambio radical en la gestión de la luz natural con amplias superficies acristaladas.

Actualmente podemos encontrar el entreñable mercado de productos tradicionales y locales y un muy interesante espacio de gastrobares donde degustar la gastronomía local y de otros lugares.

El Mercado de la Ribera, como un barco en el puerto viejo, está cargado de puestos con todo lo imaginable para hacer en Bilbao de la cocina un arte.

¡El mercado de La Ribera una visita imprescindible!

 

La iglesia de San Antón en euskera, San Anton eliza, es la denominación popular de San Antonio Abad, es un templo de estilo gótico de finales del siglo XV, se encuentra en el casco antiguo  y es el templo bilbaíno más popular, hasta el punto de que se encuentra presente en el escudo de la villa.

En 1334 Alfonso XI de Castilla construyó en el lugar un alcázar y una muralla defensiva que hacía también las veces de dique contra las inundaciones. Los cimientos de esta muralla se localizaron en las excavaciones arqueológicas realizadas en 2002 y actualmente pueden verse tras el altar de la iglesia.

Esta zona de muralla y el alcázar fueron demolidos pronto para levantar en su lugar una iglesia dedicada a San Antonio Abad y que fue consagrada en 1433. Se trataba de una construcción de una sola nave, planta rectangular y cubierta abovedada. Detrás del altar de la iglesia actual, superpuestos a los restos de la muralla, pueden verse los cimientos de la cabecera de este templo anterior. La primera iglesia estuvo en servicio unas cinco décadas, ya que en 1478 se proyectó su ampliación al quedarse pequeña para acoger a una feligresía en continuo crecimiento. La segunda edificación, de traza aún gótica y planta casi cuadrangular, quedaría concluida hacia 1510.

El pórtico principal, de estilo renacentista, fue trazado en 1544 por Juan de Garita y resuelto entre 1546 y 1548 por el equipo de escultores de Guiot de Beaugrant. 

Su balconada fue realizada en 1559 por el cantero Juan de Láriz. 

Desde sus orígenes y hasta el siglo XIX, el interior de la iglesia fue utilizado como cementerio. 

El 17 de julio de 1984 San Antón fue declarado Bien de Interés Cultural con la categoría de Monumento Histórico-Artístico Nacional.

El templo actual consta de tres naves escalonadas con cuatro tramos cada una y cubiertas de bóveda de crucería.

El campanario de cuerpo octogonal es barroco, el pórtico exterior es de estilo renacentista  renacentista decorado con motivos fantásticos y mensajes iconográficos, arco de triunfo y las figuras de San Pedro y San Pablo.

En los muros que cierran la nave central, bajo las ventanas, se sitúa el triforio, de estrechas proporciones, su traza es casi idéntica a la del triforio de la Catedral de Santiago.

El retablo Mayor es un conjunto sin mazonería que consta de doce elementos: siete pinturas realizadas por el artista bilbaíno contemporáneo Ignacio García Ergüin e, intercaladas entre ellas, cinco motivos escultóricos, a saber: en la predela, dos relieves representando el Lavatorio de los Pies y la Última Cena; en el cuerpo intermedio, dos bultos redondos de San Pedro y San Pablo; y en el lugar del ático, un Cristo crucificado. Los dos bultos y los dos relieves formaban parte de un desaparecido retablo romanista correspondiente a los últimos años siglo XVI. El Cristo es una talla anterior, de la primera fase del renacimiento español. Inmediata al presbiterio, junto a la puerta de entrada, se dispone una talla en madera policromada de San Antón, gótica del siglo XV. 

Tiene  tres capillas particulares que fueron costeadas y construidas, en este orden, por los prebostes Lezama-Leguizamón, Martínez de Recalde e Ibaseta.

La capilla de Santa Lucía es la más antigua y su documentación se remonta a 1530. Preside la misma un retablo rococó del último tercio del XVIII, que aloja una imagen de la Inmaculada y una talla de Santa Águeda en el ático, resto de un retablo de Antonio Alloitiz labrado en 1664. En sus laterales se disponen dos lienzos de los patronos de Vizcaya, San Ignacio de Loyola y San Valentín de Berriotxoa, obras realizadas por el pintor Manuel Losada en 1907. En uno de los muros cuelga un lienzo de mediados del XVII que representa la Circuncisión de Jesús, aunque situándola sorprendentemente en el establo de Belén, y no en el templo, como es tradicional.

La capilla de Nuestra Señora de la Piedad data de 1554, aunque el retablo y la reja son anteriores, está comunicada con la anterior. La reja es de estilo renacentista y se fecha en 1538. Constituye una de las mejores muestras de la rejería renacentista de Vizcaya. El Retablo de la Piedad es una destacada obra. A la izquierda del retablo, una pintura con la escena de la Visita de San Antonio Abad a San Pablo Ermitaño, de mediados del XVII.

La capilla de San Roque es la más pequeña de las tres. San Roque es representado en una talla que se exhibe en un sepulcro en arco de triunfo, probablemente obra del escultor cortesano Juan Pascual de Mena, al igual que el inmediato San Sebastián.

El coro fue construido en el último cuarto del XVI con las intervenciones del maestro Domingo de Garita y el entallador Juan de Lete. Alberga un órgano Cavaille-Coll de París, fabricado en 1901. Bajo el coro se sitúan dos figuras de San Cosme y San Damián labradas en 1664 por el escultor Antonio de Alloitiz.

En el primer tramo de la nave de la Epístola, en un nicho de piedra, se encuentra un San Antonio de Padua con el Niño, obra rococó atribuida a Juan Pascual de Mena. A continuación viene un gran arco vaciado en el muro que cobija una copia moderna de la Virgen de Begoña, patrona de Vizcaya, imagen del escultor Larrea. A su derecha se contempla una pintura dedicada a la Asunción de la Virgen, obra quizá de finales del XVII.

 

¡EL CORAZÓN COMERCIAL DE LA CIUDAD!

Cuando se fundó la Villa de Bilbao hace más de 700 años, sus habitantes vivían del regadío y la pesca, y la Ría empezaba ya a conformarse como la mejor vía de comunicación con el exterior.

Había en aquel entonces dos núcleos de población de distinto carácter: por un lado, la margen izquierda o Bilbao la Vieja, que era una zona minera donde se trabajaba el hierro en las ferrerías. Y por otro, la población de la margen derecha, llamada Casco Viejo, dedicada al tráfico mercantil y portuario.

El corazón de ese Casco Viejo estaba rodeado de murallas y formado por tres calles paralelas. Tiempo después se hizo necesario derribar las murallas y trazar cuatro calles más perpendiculares a la Ría que, junto con las tres primeras, componen lo que hoy se conoce como las Siete Calles.

Desde el año 1979, esta zona es peatonal, convirtiéndose en un figurado centro comercial de 240.000 metros cuadrados, con cientos de establecimientos comerciales, bares y restaurantes.

En el recuerdo, la mayor catástrofe que ha sufrido la ciudad de Bilbao, las inundaciones de 1983, que asolaron el casco histórico hasta destruirlo por completo. Pese a la devastación, el Casco Viejo logró resurgir y convertirse en una de las zonas más turísticas y comerciales de la ciudad.

Hablar del Casco Viejo es hablar de sus tradicionales siete calles.

Somera ejerce el liderazgo como primera, Artecalle es la segunda, Tendería la tercera, Belosticalle la cuarta, y Carnicería Vieja la quinta (debe su nombre al emplazamiento allí del primer matadero de la villa). Luego está la sexta, Barrencalle, y finalmente la séptima, Barrencalle Barrena.

Pues en este entramado de callejuelas de carácter muy comercial, declarado Monumento Histórico-Artístico, el visitante encuentra no sólo bonitas fachadas y palacios urbanos, sino auténticas joyas arquitectónicas pertenecientes a diferentes siglos.

 

Ubicada en la plaza de su mismo nombre  y a la sombra de su única aguja se encuentra esta basílica-catedral, más vieja que la propia villa y del más puro estilo gótico. En sus inicios glesia que dejó de serlo para ser basílica, y luego catedral. 

Fue la primera parroquia de la villa que vio nacer y crecer la ciudad. Sus naves invitan al sosiego y la luz que penetra por sus vidrieras envuelve al visitante. 

La Iglesia Catedral de Bilbao está consagrada al Apóstol Santiago, patrón oficial de la Villa desde 1643. Construida en el siglo XV, es de estilo gótico, aunque su torre y su fachada son de estilo neogótico. Ha sido reformada en numerosas ocasiones, la última de ellas en el año 2000, fecha en la que abrió de nuevo sus puertas al público tras una década de profunda restauración.

Destacan por su belleza el pequeño claustro gótico de su interior, la Puerta del Ángel (también conocida como la Puerta de los Peregrinos y ejemplo de gótico florido) y su torre, la cual, según consta en los archivos municipales, “corresponde al buen gusto de la culta población de Bilbao”. Tiene 26 altares y es lugar de peregrinación.

Aprovechemos también para visitar el Museo Diocesano de Arte Sacro que cuenta en la actualidad con una colección de más de 2.000 piezas, de las que cerca de 500 están en exposición. Estas piezas abarcan desde el siglo XII hasta el XX, aunque hay también algunos materiales de carácter arqueológico que se remontan hasta el siglo III. La exposición permanente se organiza en tres grandes apartados: escultura-pintura, orfebrería y ornamentos (vestiduras). Merece una mención la sala de orfebrería, que reúne uno de los mejores conjuntos de Europa; y la serie de trece alabastros góticos ingleses, la más numerosa expuesta en toda España.

El Museo organiza visitas guiadas por su colección de una hora de duración por el recinto de la catedral, incluyendo el claustro y la sacristía., además de un completo tour por el Casco Viejo que incluye la entrada a edificios como la Catedral de Santiago o la iglesia de San Antón.

 

El Teatro Arriaga es un un edificio neobarroco de finales del siglo XIX, obra del arquitecto Joaquín de Rucoba y dedicado al compositor bilbaino Juan Crisóstomo de Arriaga, a quien se le ha denominado "Mozart español". Fue inaugurado el 31 de mayo de 1890.

Es uno de los principales teatros bilbainos y también de los edificios más notables de la villa. Ha sufrido diferentes avatares que han obligado a su reconstrucción y reforma, desde el incendio de 1914 hasta las inundaciones de 1983.

Fue y es  denominado como el "Teatro de la Villa" que en sus inicios se cedió a un grupo de personas adineradas de la ciudad que se asociaron para su explotación comercial. Más tarde, la concesión recaería en la persona de Luciano Urízar Echevarría, y con este empresario alcanzaría el teatro su máximo esplendor.

En 1883 se acuerda sustituirlo por otro edificio más moderno y amplio ya que se había quedado pequeño ante el crecimiento que estaba realizando la ciudad de Bilbao y también había resultado dañado en las Guerras Carlistas.

Tres años después, en 1886 se comienza a derribar el teatro para comenzar un nuevo edificio que tuviera una aforo de 1.500 butacas y en el sus bajos pudieran utilizarse para poner establecimientos comerciales. El proyecto fue confiado al arquitecto Joaquín Rucoba y Octavio de Toledo, quien reorientó el edificio y amplió los muelles vecinos haciendo que la nueva edificación superara las oposiciones de algunos vecinos, que temían que el nuevo bloque obstaculizara el trabajo en los muelles de la Ría y la ventilación de la calle Bidebarrieta.

Después de cuatro años de trabajos, el 31 de mayo de 1890 se inaugura el nuevo teatro que toma el nombre de la plaza donde se encuentra: plaza de Juan Crisóstomo de Arriaga, compositor bilbaino. El espectáculo que se representó fue la ópera La Gioconda, de Amilcare Ponchielli.

El coste de la instalación cultural fue de un millón de pesetas y estaba dotada de la tecnología más moderna de la época, entre la que destacaba la iluminación eléctrica y la posibilidad de poder seguir las actuaciones musicales desde casa por teléfono mediante el pago de una cuota de 15 pesetas por actuación. Estos avances tecnológicos se unieron a un edificio más bien clasicista en su arquitectura y decoración, con influencia francesa. Su exterior se decoró con unas cariátides de generoso busto que motivaron que los lugareños apodasen al teatro «la casa de maternidad».

En 1891, en los bajos del edificio se celebraron las primeras sesiones de la Bolsa de Bilbao. 1 En 1901 el teatro acogió unos Juegos Florales en los que participó Miguel de Unamuno.

El 22 de diciembre de 1914 un incendio destruye el edificio cuando actuaba en él la compañía de zarzuela de Salvador Videgain García. Se encargó la reconstrucción al arquitecto Federico de Ugalde, quien replantea el proyecto original para dotarlo de mayor amplitud y seguridad.

El Arriaga fue considerado como un teatro de primera, quedando dentro del circuito principal que realizaban las mejores compañías del momento en el país. 

La Guerra Civil interrumpe las representaciones que se retoman en cuanto se vuelve a la normalidad y se abren las salas de Madrid.

En los años 70 la actividad teatral había decaído mucho, siendo la proyección cinematográfica la actividad principal a la que se dedicaba la sala. Las pésimas condiciones en las que se encontraba el edificio hace que el ayuntamiento de Bilbao decida cerrarlo al público. En 1980 se comienzan las labores de reparación y restauración.

El 5 de diciembre de 1986 se reinaugura el teatro que es gestionado por una sociedad anónima de capital municipal creada el 3 de octubre de ese mismo año.2

Actualmente se destina principalmente a representaciones de teatro, musicales, danza, conciertos, zarzuela... mientras que el moderno Palacio Euskalduna alberga actuaciones de mayor escala y complejidad técnica.

 

El Arenal es uno de los símbolos de la villa de Bilbao, fachada principal del Casco Viejo, corazón histórico junto a las Siete Calles, y centro de esparcimiento y de paseo junto a la ría de Bilbao.

El Arenal fue inicialmente una zona de arenas y entrante de agua hasta el Portal de Zamudio, era playa, varadero de embarcaciones y asiento de astilleros.

En 1483, la municipalidad inició el ensanche de la villa por la vega que miraba al Arenal y al arrabal de San Nicolás, formándose los barrios de Ascao y San Nicolás, que comprendían las calles de La Cruz, Ascao, Iturribide y la Estufa (hoy Viuda de Epalza).

En el siglo XVII el ensanche se afianza y se prolongan las calles de Santiago (hoy Correo) y Bidebarrieta.

En 1626 se remodeló la calle Estufa que era un secadero de aparejos y cuerdas de los buques y lugar de fundición y fragua de anclas y cadenas con destino a las armadas reales y a los particulares.

Ya en 1754 se cierra El Arenal con una pared baja, instalándose dobles bancos en su Alameda y Prado.

En 1762 se eleva el terreno rellenándolo con arena hasta el nivel del hoy Ayuntamiento de Bilbao y en1857 se decoró con jardines, fuentes y estanques surtidores.

En la actualidad, las necesidades del tráfico rodado y Metro han modificado el diseño a las necesidades del trasporte.

siglo XX, las necesidades urbanas modificaron su trazado en favor de la circulación de vehículos y del Metro de Bilbao.

Al otro lado de la Ría se ubicaba el muelle de la Ripa.

También al otro lado se puede visitar la estación de La Concordia, estación de los trenes de vía estrecha y en especial del de La Robla. El ferrocarril de La Robla constituye la línea de vía estrecha más larga de Europa Occidental, con 335 km y su construcción en el año 1894 respondía al interés de acercar el carbón de las minas leonesas y palentinas a la poderosa industria metalúrgica de Bizkaia.

Su fachada modernista y un gran arco de medio punto en su entrada  nos dan la bienvenida a espacio de vidrio, piedra, hierro y cerámica icono del progreso de la ciudad en el siglo pasado.

Al lado del Arenal nos encontramos con el Ayuntamiento de Bilbao que ocupa el solar del antiguo convento de San Agustín, destruido durante la Primera Guerra Carlista. Fue construido a finales del siglo XIX (1892) por el arquitecto municipal Joaquín Rucoba, también autor del Teatro Arriaga.

Realizado en estilo Segundo Imperio francés, el edificio destaca por las líneas rotundas, elegantes y marcadamente horizontales de su exterior, cuya fachada principal decoran esculturas de Fiat y del equipo formado por Garamendi, Basterra y Larrea. 

Los lujosos interiores combinan la inspiración neorrenacentista del salón de plenos, el vestíbulo o el cuerpo de escaleras con el exquisito estilo neoárabe del salón de recepciones, obra del artesano local José Soler.

El Ayuntamiento de Bilbao permite acceder a las principales estancias del edifico en compañía de un guía. Dichas visitas tienen lugar de lunes a viernes por la mañana y es imprescindible realizar la reserva con uno o dos meses de antelación.

 

La Gran Vía de Don Diego López de Haro (conocida habitualmente como Gran Vía) es una de las principales calles de la villa de Bilbao. Es el centro comercial y financiero de la capital, sede de numerosos comercios, instituciones públicas y entidades bancarias.

Denominada así en honor del fundador de la villa en el año 1300, D. Diego López V de Haro, Señor de Vizcaya, fue diseñada en el marco de los planos del ensanche de Bilbao, presentado en 1876 por el arquitecto Severino Achúcarro y los ingenieros de caminos, canales y puertos Pablo de Alzola y Ernesto de Hoffmeyer y que se desarrollaría sobre la antigua anteiglesia de Abando.1​

En un principio se denominó "Gran Vía de San Mamés". Tiene una anchura de 50 metros y una longitud de 1,5 kilómetros. Comienza su recorrido en la plaza Circular (antigua plaza de España) y se dirige en dirección noroeste hacia las campas de San Mamés, en donde finaliza en la plaza del Sagrado Corazón de Jesús. Antes de la mitad de su recorrido se encuentra la plaza Elíptica, o plaza de Federico Moyúa, que constituye el centro neurálgico del ensanche de Bilbao.

En el año 2000 se inició la peatonalización parcial de la Vía a lo largo de su primer recorrido

También se encuentra ubicado en esta calle el Palacio Foral

La inauguración del Palacio Foral o de la Diputación tuvo lugar el 31 de julio de 1900, festividad de San Ignacio, patrón de Bizkaia, y se cuenta que suscitó gran polémica por la exaltada ornamentación de la fachada.

Fue proyectado por el arquitecto Luis Aladrén y su estilo ecléctico, mezcla de monumentalismo, barroquismo y sugerencias medievalistas, refleja la mentalidad burguesa de dejar huella de su poder en edificios sólidos y majestuosos. Sus salones muestran una gran riqueza decorativa con una colección de interesantes obras de arte.

¡La Gran vía es un ligar excelente para realizar compras en sus numerosas tiendas y almacenes!

 

El origen del actual museo se sitúa en el primer Museo de Bellas Artes, fundado en 1908 y que abrió sus puertas en 1914, y en el de Arte Moderno, inaugurado en 1924. Ambas instituciones y sus respectivas colecciones se unieron en 1945, año en que se levantó el edificio antiguo. En 1970 se añadió el edificio moderno, y en 2001 una importante reforma acabó por dar al museo su fisonomía actual, ampliando en 1.000 metros cuadrados el espacio destinado a la exhibición de obras.

La colección del Museo de Bellas Artes de Bilbao, inaugurado en 1914, reúne una gran cantidad y calidad de  piezas, entre pinturas, esculturas, obras sobre papel y artes aplicadas, en un destacado conjunto patrimonial que comprende una cronología desde el siglo XII hasta la actualidad. 

Más de 8000 obras de arte desde el siglo XII hasta nuestro días. Incluye ver obras de Van Dyck, Tapies, El Greco, Zuloaga, Soroya, Goya, Bacon, Murillo o Chillida, sin olvidar sus muy interesantes exposiciones temporales.

 Conserva ejemplos relevantes de arte antiguo, moderno y contemporáneo, y tienen especial interés la pintura de la escuela española y la nutrida presencia de los artistas vascos, de los que posee la más importante colección de obras.

Merece la pena antes o después de visitar el Museo dar un paseo por el parque de estilo romántico afrancesado de Doña Casilda su estanque es uno de los lugares más visitados de la ciudad animado por patos, cisnes y pavos reales. 

En el otro extremo de los jardines se encuentra el Palacio Euskalduna o Palacio de Congresos y de la Música, fue el segundo edificio construido en el área urbana de Abandoibarra después del Museo Guggenheim Bilbao. Inaugurado en 1999, fue diseñado en acero corten por los arquitectos Federico Soriano y Dolores Palacios como símbolo del último buque construido en los antiguo astilleros Euskalduna, que hace décadas ocupaban este espacio. Hoy en día tiene una completa programación de conciertos, ópera y teatro.

 

Era anteriormente la Alhóndiga Bilbao, un antiguo almacén de vino reconvertido en centro de ocio y cultura.

Exposiciones, conciertos, conferencias, talleres infantiles, actividades físicas, zona de lectura, cafés, restaurantes, tiendas, cines... forman parte de su contenido.

Otro de sus grandes atractivos es una piscina vanguardista de suelo transparente y una terraza de sol de 2.000m2 que en verano sirve como solarium y en invierno como espacio complementario. 

Edificado entre 1905 y 1909 según proyecto de Ricardo Bastida, supuso la afirmación de una nueva idea de edificio en cuanto a su implantación, al ubicarse sobre el nuevo trazado de ciudad que nacía en esa época, ocupando la totalidad de una de las manzanas del Ensanche de la Villa; y en cuanto a su construcción, dado el empleo de técnicas novedosas desde el punto de vista estructural, fue uno de los primeros ejemplos de arquitectura pública en hormigón armado.

El edificio, además de cumplir los requerimientos de orden funcional para los que fue diseñado, transciende del mero carácter de almacén para insertarse en la trama del ensanche como un elemento con vocación de conformar ciudad. Esta dualidad del planteamiento es patente en el mismo, pudiéndose identificar los elementos que atienden a cada uno de los aspectos reseñados.

En el año 1919 sufrió un incendio y posterior restauración. Clausurado por largo tiempo, en la década de los años 1980 se barajó su adaptación como centro cultural con la participación de Jorge Oteiza. Este proyecto se frustró y poco después emergía uno alternativo en Bilbao, el del Museo Guggenheim, lo que motivó las críticas de Oteiza y una controversia que solo se apagó ante el inusitado éxito del nuevo museo.

Finalmente, la Alhóndiga fue reformada como centro cívico polivalente, con la intervención del prestigioso diseñador Philippe Starck y fue inaugurada el 18 de mayo de 2010.

En el atrio del edificio 43 columnas diferentes sostienen el edificio y simbolizan las diferentes culturas, arquitecturas, guerras, religiones…

En palabras de Philippe Starck “Tras las columnas se esconde, se enamora, se besa…se espía, se mata, nace una cita” Philippe Starck , diseñador del nuevo edificio de la Alhóndiga.

El centro dispone de visitas guiadas gratuitas varios días a la semana.

La parada de metro más cercana es la de Moyúa / Indautxu

 

El museo Guggeheim es una creación del afamado arquitecto Frank Gehry  fue inaugurado en el año 1997, su destacada y singular arquitectura ha hecho ser definido por algunos como el mejor edificio de la segunda mitad del siglo XX.

El museo se encuentra situado en los terrenos de la antigua Compañía de Maderas en el margen izquierdo del Nervión. En palabras de su arquitecto en las que dicen que está inspirado  “en el puerto que fue y la ciudad que es” actualmente y simboliza un navío anclado en la orilla de la Ría.

Su cobertura de placas de titanio permite disfrutar de diferentes tonalidades que se reflejan en función de la luz de cada momento del día.

Este espacio singular ha aportado un valor muy importante en la trasformación de Bilbao dando a conocer la ciudad al mundo y aportando un gran valor a una ciudad que ha caminado desde un entorno puramente industrial a la urbe que hoy usted puede disfrutar.

Son las 20 galerías que conforman el museo y su espacio más singular es el atrio, un gran espacio diáfano de volúmenes curvos, rodeado de grandes muros  y cortinas de vidrio, coronado por  un lucernario cenital. 

Como no podía ser de otro modo con su nombre, alberga obras del fondo de Salomon Robert Guggeheim afamado coleccionista de arte y filántropo estadounidense. También se pueden ver diferentes e interesantes exposiciones temporales y las obras de Richard Serra, Louise Bourgeois, Eduardo Chillida, Yves Klein, Jeff Koons o Fujiko Nakaya entre otros artistas.

En los exteriores delmagnífico museo podemos disfrutar en su entrada principal de Puppy y en lado de la Ría los Tulipanes, ambas obras son de Jeff Koons.

También en este lugar se encuentra Maman, la inquietante araña de la artista franco americana Louise Bourgeoise, el gran árbol y el ojo de Anish Kapoor 

La Fuente de fuego de Yves Klein; la encontrarás en el estanque, pero eso sí, ten en cuenta que sólo se enciende de noche (de 9 a 10 en verano y de 7 a 8 en invierno) y cada hora se puede disfrutar de la Escultura de niebla de la artista japonesa Fujiko Nakaya. Entonces, una blanca niebla envuelve el museo y las gentes que pasean por sus alrededores. 

El museo Guggeheim se ha convertido en uno de los iconos más destacados de Bilbao y es visitado anualmente por alrededor de un millón de personas.

 

La historia de Bilabao y la ría se encuentran fuertemente ligadas: Bilbao nació donde la ría comenzaba a ser navegable. Los primeros indicios de población se registraron en el año 1075, con un grupo de pescadores que se reunían en torno a la pequeña iglesia en el territorio de Santurce. Desde ese momento, comenzó un desarrollo vertiginoso de actividades comerciales marítimas a lo largo de la Edad Media, incluida la fundación de la villa de Bilbao en el 1300 y la de Portugalete en 1322. En los siglos siguientes, el puerto se consolidó como el más importante centro comercial del Señorío de Vizcaya, dirigiendo sus actividades primero con el resto del continente europeo, y más tarde con las colonias americanas.

El desarrollo de la industria minera en los cercanos montes de Miribilla y de Triano favoreció la industria metalúrgicacreándose gran cantidad de empresas en sus márgenes destacando sobre todas ellas los Altos Hornos de Bizkaia, lo que significó un poderoso enriquecimiento para la región.

Hasta mediados del Siglo XX, los desechos, tanto industriales como urbanos, eran arrojados indiscriminadamente a las aguas contaminándolas y haciendo de la ría un lugar insalubre y con color a óxido de hierro.

Antaño las márgenes izquierda y derecha del curso inferior de la ría, a las afueras de Bilbao, eran opuestas en cuanto a sus características sociales: la derecha era residencial y la izquierda, industrial y obrera. En Bilbao, la diferencia reside en que mientras la margen derecha conserva su valor histórico, la izquierda, completamente renovada, se ha convertido en el centro económico de la ciudad.

Hoy la ciudad, gracias al tesón de sus gentes que han demostrado su valía y colaboración en tiempos difíciles y ante desastres naturales han hecho de Bilbao la ciudad que hoy tenemos la oportunidad de disfrutar.

Mención especial junto a la Ría merece la Universidad de Deusto, motor impulsor del conocimiento que fue construida en 1886 por la Compañía de Jesús, según proyecto de Francisco de Cubas. Era en aquel entonces uno de los edificios de mayores dimensiones de la ciudad, y hoy en día su gran fachada, de estilo ecléctico, sigue dominando la ría. En 1916, los jesuítas inauguraron la Universidad Comercial, la primera escuela en España que ofreció una formación universitaria de negocios. No extraña, por tanto, que en el campus que conforman estas dos universidades hayan estudiado muchos de los responsables políticos, empresarios y banqueros de la historia reciente de España.

También debemos llamar la atención sobre la torre Iberdrola que con sus 165 metros de altura y 41 plantas, proyectada por el arquitecto César Pelli, es el edificio más alto de Euskadi y el más grande de todos los rascacielos de oficinas. 

 

¡La Virgen de Begoña, la “amatxu” de Bizkaia”

Obra de Sancho Martínez de Arego, construida sobre el lugar donde se dice que apareció la virgen a principios del siglo XVI, es mezcla varios estilos con traza gótica. 

La Basílica es un lugar de visita obligada para muchos bilbaínos, que se acercan diariamente a su santuario para venerar a la Virgen de Begoña, patrona de Bizkaia.

La devoción marinera también es muy grande. No en vano, desde el S. XVI son numerosos los barcos de matricula bilbaína que han ostentado el nombre de “Virgen de Begoña” o “Begoña” simplemente. A esto se añade la costumbre de las gentes de la mar de saludar al Santuario con una salve (oración a la Virgen) al divisarlo por primera vez al remontar la ría.

La “Amatxu” de Begoña, como se la conoce popularmente, recibe un sentido homenaje por parte de bilbaínos y vizcaínos tanto el 15 de agosto como el 11 de octubre, día de la Virgen de Begoña. Hasta la Basílica que es uno de los grandes símbolos de la ciudad, se acercan miles de peregrinos que caminan durante la noche para asistir a una de las misas en honor de la patrona de Bilbao y de Bizkaia.

El carácter monumental de Begoña se basa en el edificio en sí, de una magnitud que no se entendería fácilmente en función del servicio religioso a una anteigleisa, pero sí como santuario de amplia repercusión en su entorno.

Sobre una ermita primitiva se construyó en el S. XVI el actual templo, trazado por Sancho Martínez de Arego, que fue también aparejador responsable de la obra de San Antón.

Es un templo basilical de tres naves, sin crucero, cubiertas con bóvedas de crucería dentro del S. XVII, coincidiendo con la obra del coro que trazaba Martín Ibáñez de Zalbidea en 1621. Por tanto, las obras duraron un siglo, ya que habían comenzado en 1511.

A lo largo de este siglo de construcción varió algo el rumbo unitario del estilo gótico, pues a mediados del S. XVI la portada principal se formula como un magnifico arco de triunfo manierista, que recuerda mucho obras castellanas de Gil de Hontañón. Lo demás guarda el estilo unitario gótico referido, aunque el coro deja ver el talante. En 1835, en la primera Guerra Carlista, se destruyen la fachada y la torre.

La actual fachada a los pies y torre es proyecto de José María Basterra y realiza entre 1902 y 1907, mientras la sacristía actual se construye entre 1900 y 1903. El reloj carillón consta de 24 campanas,la mayor pesa una tonelada y fueron construidas en Sumiswald, Suiza. La antigüedad de este carillón data de 1922.

 

Para visitar esta construcción tendremos que tomar el metro hasta Areeta / Portugalete

Fue inaugurado el 28 de julio de 1893, convirtiéndose en el primer puente transbordador de estructura metálica construido en el mundo. El diseño fue obra de Alberto Palacio y Elissague, conocido también por su participación en la construcción del Palacio de Cristal del Parque del Retiro, en Madrid.

El empresario textil bilbaíno Don Santos López de Letona fue el principal valedor y financiador del proyecto y el objetivo que se perseguía al construir el Puente de Vizcaya era unir las dos márgenes de la desembocadura del Nervión sin entorpecer la navegación. 

Declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 2006, el Puente Bizkaia tiene una estructura formada por cuatro torres de hierro de 61 metros de altura, unidas entre si por un travesaño de 160 metros de longitud, situado a 45 metros de altura sobre el nivel del mar. El transporte de vehículos y pasajeros se realiza por medio de una barquilla, la cual cuelga de un carro de 36 ruedas y 25 metros de longitud que se desplaza a través de los carriles del travesaño horizontal.

Recientemente el Puente Bizkaia, conocido entre los lugareños como Puente Colgante y nexo de unión entre Portugalete y Getxo, abandonó el color negro que caracterizaba su estilizado cuerpo de hierro, siendo pintado con el llamado ‘Vena Rojo Somorrostro’, un tono acorde al pasado minero de la zona y que envejece en el tiempo hasta parecerse a otras piezas emblemáticas de arquitectura como el Palacio Euskalduna en Bilbao.

Esta construcción es una maravilla de la ingeniería de su tiempo, un sueño de hierro que se convirtió en el símbolo de toda una comarca.

Para conocer este singular puente, se organizan visitas que permiten subir al macizo de anclaje, bajar a las terrazas, subir de nuevo en el ascensor para atravesar la pasarela peatonal a 45 metros de altura sobre la ría (las vistas desde allí son impresionantes), y utilizar finalmente la barquilla para pasar al otro lado.

 

¡En Bilbao y Bizkaia  el Athletic es más que un club, es la pasión de una gran afición y una bella manera de entender el fútbol!

El fútbol en Vizcaya se dio a conocer en la década de 1890, gracias a que los marineros ingleses que trabajaban en los puertos vizcaínos solían jugar partidillos de football en sus ratos libres. Poco después, se les fueron uniendo aficionados vizcaínos. El interés de los vizcaínos por este novedoso deporte fue aumentando, hasta que, en 1898, unos jóvenes del gimnasio Zamacois de Bilbao tuvieron la idea de fundar un equipo de fútbol, como los existentes en Inglaterra; a este equipo le bautizaron con el nombre de Athletic Club, si bien el equipo no se constituyó legalmente hasta el 5 de abril de 1901 en una asamblea celebrada en el Café García.

En 1900, surgió el Bilbao Football Club. Ambos equipos solían disputar partidos amistosos que cada vez iban teniendo más relevancia entre los aficionados vizcaínos, llegando a haber bastante rivalidad entre los dos equipos. En la primavera de 1902, se celebró un torneo nacional de fútbol para celebrar la mayoría de edad del rey Alfonso XIII. A este trofeo se lo bautizó con el nombre de Copa de la Coronación, y está considerado como el precursor de la Copa del Rey. Para disputarlo, el Athletic Club y el Bilbao F. C. crearon un equipo combinado con el nombre de Bizcaya, que se alzó con el título al ganar 2-1 al F. C. Barcelona en el Hipódromo de la Castellana, en Madrid.

Una de las particularidades más representativas y originales del club  es su tradición de jugar únicamente con jugadores nacidos o formados futbolísticamente en el País Vasco, tradición que ha mantenido desde 1912.También es reconocido históricamente por ser un club de cantera y trabajar en la formación de jóvenes futbolistas, por tanto, esta es la principal fuente de abastecimiento de jugadores para el primer equipo.

La práctica totalidad de sus logros se ha conseguido en las competiciones nacionales, donde está considerado un club histórico dentro del fútbol español. Buena parte de su prestigio lo ha conseguido en la Copa del Rey que ha conquistado en veintitrés ocasiones (aunque el club reclama veinticuatro, añadiendo la Copa de la Coronación de 1902, que está en el museo rojiblanco).

Merece la pena acercarse a su nuevo y bello estadio de San Mamés a vivir y disfrutar de un partido rodeado de afición tan apasionada y singular.

 


Pictures by @iritzira & Bilbao Turismo


 

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